El 21 de mayo de 1971, el criador de cerdos Bert Verbakel creó su empresa de equipamiento de establos para la cría de cerdos. Al principio, el trabajo se realizaba en un granero cercano a su casa en Nijnsel. Al cabo de 7 años, el taller se quedó pequeño y la empresa se trasladó al polígono industrial de Nijnsel (NL), donde sigue ubicada en la actualidad.
Pronto Bert se especializó en el desarrollo y la producción de comederos para cerdos, porque comprobó que los métodos de alimentación existentes no satisfacían sus necesidades como criador de cerdos.
A principios de los años 70, los comederos se fabricaban en parte con cemento de amianto y acero, pero a finales de los 70 Bert fue el primer productor que se pasó a las entonces desconocidas láminas de plástico reciclado que conoció en la feria Pig&Poultry de Inglaterra. Estas láminas estaban hechas de granos fundidos de plástico PE reciclado, obtenido, entre otras cosas, de plástico agrícola. Durante 40 años consecutivos, Verbakel ha procesado una media de 700.000 kilos de plástico reciclado al año, lo que significa que una enorme cantidad de plástico usado se ha retirado del medio ambiente y se ha incorporado a productos para la cría de cerdos. Un logro del que VERBA, pero sin duda también sus clientes y el sector de la cría de cerdos, pueden estar orgullosos.
VERBA pudo serrar, perforar y dar forma a las láminas de plástico con calor. Debido a esta flexibilidad y al deseo crítico de Bert, como criador de cerdos, de contar con un comedero perfecto, surgió rápidamente el comedero de papilla.
Gracias al éxito de esta bandeja de plástico para el macerado, cuyos principios básicos y sofisticadas dimensiones aún pueden encontrarse en muchos productos actuales, la empresa creció muy rápidamente y se sentaron unos sólidos cimientos. Esto también dio a VERBA la oportunidad de adaptar los comederos aún mejor a las demandas del creciente sector porcino. Por ejemplo, el vertido de piensos siempre ha sido una importante punta de lanza para VERBA. Un 1% menos de derrame de pienso, que se puede conseguir fácilmente con un buen comedero, significa muchos miles de euros menos de costes de alimentación al año. Según VERBA, un buen comedero es, por tanto, una inversión casi siempre infravalorada, pero sin duda una de las más importantes, si no la más importante, en las naves porcinas. Al fin y al cabo, un buen comedero evita el despilfarro innecesario de pienso a diario, reduce la cantidad de pienso y agua en el foso de estiércol, favorece el crecimiento del cerdo y garantiza la facilidad de trabajo. La diferencia entre un buen comedero y uno menos bueno no suele ser fácil de ver a primera vista, sino que reside en detalles como un acabado liso, bordes cerrados antiderrame, un buen ajuste y el uso de materiales de alta calidad.
50 años después, el fundador Bert Verbakel sigue siendo el propietario de la empresa familiar VERBA y la producción de los más de 200 tipos y tamaños diferentes de comederos, nidos para lechones y placas calefactoras sigue realizándose en su propia fábrica de los Países Bajos. Esto garantiza la alta calidad y el rápido plazo de entrega. Mientras tanto, la gestión diaria de VERBA lleva ya más de 5 años en manos de Jeroen Gloudemans, sobrino de Bert, que ha aprendido de éste todos los entresijos de los comederos.
Hoy en día, VERBA sigue siendo conocida por sus comederos para cerdos de alta calidad, muy bien pensados y suministrados en todo el mundo. Con esta alta calidad, VERBA se refiere a la solidez, la facilidad de manejo de los animales, la higiene, la facilidad de trabajo y la excelente conversión alimenticia. Requisitos que cumplen todos los productos VERBA.